La
institución se prepara para inaugurar 50 talleres que beneficiarán 250 mujeres,
como parte de un plan piloto
En
República Dominicana existen a la fecha unas 45 empresas que han surgido como
resultado de las acciones de capacitación y de otro tipo que impulsa la
Industria Nacional de la Aguja (Inaguja).La información la ofreció ayer a El Caribe
la directora de la institución, Luisa Ramírez. La funcionaria aprovechó la
entrevista sostenida con este diario para anunciar que el presidente Danilo
Medina asignó a Inaguja recursos para instalar unos 50 talleres de producción,
que serán entregados a razón de uno por cada grupo de cinco o seis mujeres de
las que ya han recibido la formación y capacitación. Según calcula Ramírez, de
esa forma se beneficiará a unas 250 personas del género femenino, como parte de
un plan piloto que podría abarcar un abanico mucho mayor en todo el país.
“Estoy
trabajando el tema con el Presidente, y debo decirte que no solo estamos
ayudando a la mujer, sino que nosotros también producimos, por ejemplo, uniformes
escolares para instituciones públicas y privadas. Inaguja es producción, pero
también es capacitación”, apuntó con optimismo la funcionaria pública. Y
enseguida le puso número a sus argumentos para sustentarlos mejor.
“En el tiempo que he estado en el organismo se han capacitado unas 10,000 mujeres”, indicó.
Ramírez ha dirigido a Inaguja en varias ocasiones y conoce al “dedillo” sus interioridades. “El concepto es diferente actualmente a lo que era antes en Inaguja”, expresa. Y rememora que desde el pasado se lograron acuerdos con instituciones como el Instituto Nacional de Formación Técnico Profesional (Infotep) y con la Corporación de Fomento Industrial (actual Proindustria) de la cual se obtuvo la donación de un conjunto de máquinas. Dijo que Infotep capacitó las mujeres y ahí nació entonces la nueva Inaguja con el fin de seguir llegando al género femenino para integrar ese segmento poblacional a la productividad.
La directora de la Inaguja, que acudió en compañía de Salvador Batista y de Heyda Dolores a la entrevista de ayer, aseguró que el organismo, apéndice del Ministerio de Industria y Comercio, se encargará de darles uniformes cortados a las mujeres que están bajo su sombrilla para que ellas puedan ensamblarlos, obtengan beneficios por ese capítulo y –de paso- pongan a funcionar sus talleres. Cuando Inaguja incluye las mujeres en el plan piloto elige a las que mejores calificación han logrado en los cursos. “Se les da un curso de emprendimiento para que aprendan a manejar una empresa. Y a esos grupos entonces se les ayuda a montar su taller con los recursos que dio el presidente.
Muchas de las mujeres están por cuenta propia produciendo. Son pequeñas empresarias que diseñan, por ejemplo, colchas para tiendas y que tienen sus fábricas en sus casas”, dijo Ramírez con interés en la conversación.
Para el Instituto Nacional de Bienestar Estudiantil (Inabie) a través de la Inaguja se han elaborado unos 65,000 uniformes y una cantidad importante de mochilas. La institución entonces los obtiene a modo de compra y contribuye así con el fortalecimiento de la Inaguja.
“En el tiempo que he estado en el organismo se han capacitado unas 10,000 mujeres”, indicó.
Ramírez ha dirigido a Inaguja en varias ocasiones y conoce al “dedillo” sus interioridades. “El concepto es diferente actualmente a lo que era antes en Inaguja”, expresa. Y rememora que desde el pasado se lograron acuerdos con instituciones como el Instituto Nacional de Formación Técnico Profesional (Infotep) y con la Corporación de Fomento Industrial (actual Proindustria) de la cual se obtuvo la donación de un conjunto de máquinas. Dijo que Infotep capacitó las mujeres y ahí nació entonces la nueva Inaguja con el fin de seguir llegando al género femenino para integrar ese segmento poblacional a la productividad.
La directora de la Inaguja, que acudió en compañía de Salvador Batista y de Heyda Dolores a la entrevista de ayer, aseguró que el organismo, apéndice del Ministerio de Industria y Comercio, se encargará de darles uniformes cortados a las mujeres que están bajo su sombrilla para que ellas puedan ensamblarlos, obtengan beneficios por ese capítulo y –de paso- pongan a funcionar sus talleres. Cuando Inaguja incluye las mujeres en el plan piloto elige a las que mejores calificación han logrado en los cursos. “Se les da un curso de emprendimiento para que aprendan a manejar una empresa. Y a esos grupos entonces se les ayuda a montar su taller con los recursos que dio el presidente.
Muchas de las mujeres están por cuenta propia produciendo. Son pequeñas empresarias que diseñan, por ejemplo, colchas para tiendas y que tienen sus fábricas en sus casas”, dijo Ramírez con interés en la conversación.
Para el Instituto Nacional de Bienestar Estudiantil (Inabie) a través de la Inaguja se han elaborado unos 65,000 uniformes y una cantidad importante de mochilas. La institución entonces los obtiene a modo de compra y contribuye así con el fortalecimiento de la Inaguja.
La
Industria de la Aguja, que como institución ha estado adscrita desde su
creación a varios organismos superiores a ella, tiene un radio de acción
nacional; cuenta con oficinas, por ejemplo, en Santiago y El Seibo, donde su
presencia se expresa a la vez a través de sus escuelas. En esas escuelas se
enseña pintura, tela y bordado en pedrería, entre otras actividades. Las
mujeres pueden adquirir los conocimientos básicos en seis meses y se inician en
máquinas comunes para luego pasar a las de tipo industrial.
¿Hasta dónde busca llegar?
La mayor aspiración que tiene Ramírez es que con el empuje de la institución se amplíe el proyecto de las microempresarias, que se pueda continuar dando los cursos de emprendedurismo y seguir montando nuevos talleres o nucleando las mujeres en el área.
“Lo que queremos es preparar mujeres para que puedan seguir ganándose la vida de manera digna. Trabajamos con las mujeres de los estratos más empobrecidos y esto da una inmensa satisfacción, porque cuando tú agarras esas mujeres y entran al curso de emprendimiento salen diferentes, son otras”, sostuvo.
Inaguja no trabaja sola, sino de la mano de una serie de pequeños fabricantes y micro empresarios del área textil que han sido exitosos. “Hemos apoyado a pequeños fabricantes en el área textil y los capacitamos para que aprendan a fabricar con calidad, porque antes estaban dispersos. Las ideas es que se preparen también para trabajar con el Estado, es decir, a que estén formalizados, con su registro de proveedores y su Registro Nacional Contribuyentes, o sea, con su RNC”, planteó la representante de la Inaguja.
La Inaguja fue creada el 28 de agosto del año 1958 mediante el oficio número 16395; luego de eso a través del decreto 16-97, del 15 de enero de 1997, pasó a ser una dependencia de la Secretaría de Estado de Salud Pública y Asistencia Social (SESPAS). Luego, el decreto 901-00 de fecha 3 de octubre 2000, la convierte en dependencia de la Secretaría Administrativa de la Presidencia; a partir del decreto 338-01 del año 2001 se vuelve una dependencia de la Secretaría de Estado de la Mujer y posteriormente pasó al Ministerio de Industria y Comercio.
En sus inicios surgió por una necesidad que había de elaborar unos “lacitos” que se colocan a las batas (pieza de vestir) de las mujeres. El fin era exportarlos a Estados Unidos. Luego, con la modernidad que ha traído el mundo la industria de la aguja comenzó a caer, a tal punto que el último embarque salió del país en el año 1996, según recordó Luisa Ramírez. “Ahora buscamos tener un crecimiento provechoso en las aplicaciones de la tecnología y confección para impulsar la industria textil, apoyando así el desarrollo sostenido, y convertirnos en una institución líder por su integridad y competitividad”, apuntó Luisa Ramírez.
¿Hasta dónde busca llegar?
La mayor aspiración que tiene Ramírez es que con el empuje de la institución se amplíe el proyecto de las microempresarias, que se pueda continuar dando los cursos de emprendedurismo y seguir montando nuevos talleres o nucleando las mujeres en el área.
“Lo que queremos es preparar mujeres para que puedan seguir ganándose la vida de manera digna. Trabajamos con las mujeres de los estratos más empobrecidos y esto da una inmensa satisfacción, porque cuando tú agarras esas mujeres y entran al curso de emprendimiento salen diferentes, son otras”, sostuvo.
Inaguja no trabaja sola, sino de la mano de una serie de pequeños fabricantes y micro empresarios del área textil que han sido exitosos. “Hemos apoyado a pequeños fabricantes en el área textil y los capacitamos para que aprendan a fabricar con calidad, porque antes estaban dispersos. Las ideas es que se preparen también para trabajar con el Estado, es decir, a que estén formalizados, con su registro de proveedores y su Registro Nacional Contribuyentes, o sea, con su RNC”, planteó la representante de la Inaguja.
La Inaguja fue creada el 28 de agosto del año 1958 mediante el oficio número 16395; luego de eso a través del decreto 16-97, del 15 de enero de 1997, pasó a ser una dependencia de la Secretaría de Estado de Salud Pública y Asistencia Social (SESPAS). Luego, el decreto 901-00 de fecha 3 de octubre 2000, la convierte en dependencia de la Secretaría Administrativa de la Presidencia; a partir del decreto 338-01 del año 2001 se vuelve una dependencia de la Secretaría de Estado de la Mujer y posteriormente pasó al Ministerio de Industria y Comercio.
En sus inicios surgió por una necesidad que había de elaborar unos “lacitos” que se colocan a las batas (pieza de vestir) de las mujeres. El fin era exportarlos a Estados Unidos. Luego, con la modernidad que ha traído el mundo la industria de la aguja comenzó a caer, a tal punto que el último embarque salió del país en el año 1996, según recordó Luisa Ramírez. “Ahora buscamos tener un crecimiento provechoso en las aplicaciones de la tecnología y confección para impulsar la industria textil, apoyando así el desarrollo sostenido, y convertirnos en una institución líder por su integridad y competitividad”, apuntó Luisa Ramírez.
Está a
tono con la visita sorpresa y la exportación
La
directora general de la Inaguja no desaprovechó un instante para “soltar” datos
sobre cada una de las acciones que implementa esa institución. Informó que en
San Pedro de Macorís hay un taller de producción con más de 100 máquinas, que
es el resultado de un préstamo que otorgó el Presidente a través de Inaguja.
Agregó que cuando el mandatario realiza sus “visitas sorpresa” ella participa
en muchas, porque en ocasiones surge el interés de asociaciones de mujeres u
otras instituciones de acceder a los procesos de capacitación sobre alguna
actividad.
En otro momento del diálogo con el Caribe dijo que se trabaja para incursionar en la exportación. De hecho, una de las mujeres emprendedoras que la Inaguja ha respaldado está enviando bisutería a España.
En otro momento del diálogo con el Caribe dijo que se trabaja para incursionar en la exportación. De hecho, una de las mujeres emprendedoras que la Inaguja ha respaldado está enviando bisutería a España.
En
República Dominicana existen a la fecha unas 45 empresas que han
surgido como resultado de las acciones de capacitación y de otro tipo
que impulsa la Industria Nacional de la Aguja (Inaguja).La información
la ofreció ayer a elCaribe la directora de la institución, Luisa
Ramírez. La funcionaria aprovechó la entrevista sostenida con este
diario para anunciar que el presidente Danilo Medina asignó a Inaguja
recursos para instalar unos 50 talleres de producción, que serán
entregados a razón de uno por cada grupo de cinco o seis mujeres de las
que ya han recibido la formación y capacitación. Según calcula Ramírez,
de esa forma se beneficiará a unas 250 personas del género femenino,
como parte de un plan piloto que podría abarcar un abanico mucho mayor
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